Pero ¿cuáles son las causas del desempleo? Si bien existen muchos factores y muy diferentes, existen ciertos puntos que los economistas han señalado como las causas principales del desempleo.
En esta entrada enfrentaremos dos teorías económicas contrapuestas que intentaron explicar por qué se produce el desempleo: la teoría neoclásica y la teoría keynesiana.
Pero, antes de eso, explicaré brevemente los distintos tipos de desempleo que existen.
Tipos de desempleo
Podemos hablar de 3 tipos diferentes de desempleo:
Desempleo coyuntural
Según la enciclopedia económica, el desempleo coyuntural es el desempleo normal e inevitable de una economía, causado por la continua movilidad de las personas entre unos puestos de trabajo y otros.
Desempleo estacional
Según la gran enciclopedia de la economía, el desempleo estacional es el desempleo que se da en ciertas regiones o industrias donde la demanda de mano de obra fluctúa dependiendo de la época del año en que se encuentren.
Desempleo estructural
Según la enciclopedia de la economía, el desempleo estructural es el desempleo causado por cambios en la estructura de la economía, tales como los aumentos de la demanda de mano de obra en unas industrias y las disminuciones en otras, lo que impide que la oferta de empleo se ajuste a la velocidad que debería. Se diferencia del desempleo friccional en que este último suele ser a corto plazo.
Y tras esta breve lección de economía, pasamos al meollo de la cuestión que nos ocupa. Empezamos con la teoría neoclásica.
Teoría neoclásica
La teoría neoclásica original establece que la excesiva regulación del mercado laboral es perjudicial para el mismo, pues entorpece grandemente su funcionamiento. Los defensores de esta teoría defienden que, si los salarios pudiesen fluctuar libremente, subir y bajar sin regulaciones ni ningún tipo de convenio, o si tampoco existiesen impedimentos a la contratación y el despido libres, el desempleo no tendría por qué existir.
Asimismo, los que defienden esta teoría dicen que el mercado laboral es equiparable a un mercado de competencia perfecta, por lo que los sindicatos y los gobiernos son los responsables de que exista el desempleo. Esto se debe a que ambos imponen condiciones a los empresarios como el salario mínimo que perjudican al mercado, pues no permiten ajustar correctamente la oferta y la demanda.
La llamada Ley de Say es uno de los principales valores que defiende la teoría neoclásica del mercado de trabajo, pues esta establece que cada oferta genera su propia demanda orgánicamente. Según esta ley, el desempleo no puede existir de manera involuntaria (menos el llamado paro friccional), ya que si el mercado funcionase con libertad total y sin condicionantes regulatorios no habría causas que lo provocaran.
Teoría keynesiana
El análisis del desempleo realizado por la teoría keynesiana viene a oponerse radicalmente al realizado por la teoría neoclásica ultraliberal. La teoría keynesiana establece que la causa fundamental del desempleo no reside en el mercado laboral en sí, sino el mercado de bienes y servicios. ¿Por qué? Pues porque las empresas contratan a sus trabajadores en base a la cantidad de bienes y servicios que calculan que van a vender, así como el precio de estos bienes y servicios. Si la demanda no alcanza unos parámetros mínimos, las empresas necesitan prescindir de sus trabajadores, produciéndose el desempleo.
Los que defienden la teoría de Keynes no dan el visto bueno al precepto neoclásico de disminuir los salarios para reducir consecuentemente el desempleo, sino que los salarios se fijan de forma independiente al volumen del mismo. Por lo tanto, las empresas únicamente aumentarán su número de empleados cuando crean que van a vender más. De esta forma, si se reducen los salarios se disminuirá la demanda de forma paralela, por lo que a la larga lo único que podrá suceder es que se cree más desempleo al bajar la producción.
Los seguidores de la teoría keynesiana hablan del concepto de “expectativa”, señalan que las empresas contratarán más o menos trabajadores según dos factores principales: en primer lugar, las expectativas sobre el funcionamiento de sus negocios y de la economía con carácter general; y, en segundo lugar, los tipos de interés, o lo que es lo mismo, lo que cuesta endeudarse (una política de tipos bajos promovería la disminución del desempleo).
Los teorizadores keynesianos dicen que el mercado no tiene capacidad para solventar por sí mismo las crisis económicas y el desempleo. El Estado debe intervenir en la economía para que la demanda aumente y las inversiones consigan recuperarse, lo que derivará en la creación de empleo. No obstante, esto conllevaría a un daño colateral: el endeudamiento público.
De este modo, los tipos de interés y los impuestos son las herramientas que el Estado usa para la regulación del empleo. Si los tipos son bajos, las empresas tendrán más ventajas para financiarse, lo que conllevará indisolublemente a crear empleo. Pero esto tiene otro impedimento: las inversiones realizadas con dinero devaluado pueden resultar poco rentables e ineficaces.
Asimismo, los impuestos regulan la economía en el mercado de bienes y servicios. Pero ¿es beneficioso subir los impuestos para conseguir una mayor recaudación y generar la creación de empleo? Algunos dirán que lo realmente beneficioso es bajar los impuestos para que así aumente el consumo, lo que lleva de la mano un aumento de la producción y, por ende, del empleo. Si el Estado interviene en la economía, por lo general optará siempre por subir los impuestos. La experiencia así lo ha demostrado.
Para terminar, diré que la teoría keynesiana tiene otro impedimento. Una vez que se alcanza el pleno empleo (si esto realmente es posible), los aumentos de la inversión y de la demanda derivan en un aumento paralelo de los precios: inflación de demanda. Keynes decía que no era posible que existiera el desempleo junto con la inflación, y que tampoco podía existir inflación sin desempleo. La incompatibilidad era evidente.
