Playa del Espalmador

La Autoridad Portuaria de Cartagena se ha convertido en el organismo público que impulsa los proyectos más ambiciosos para el desarrollo de la ciudad trimilenaria, e incluso algunos tan importantes para la Región como la variante de Camarillas o la ZAL del polígono cartagenero de Los Camachos, haciendo honor a su eslogan de “el motor de la Región”.

Pues bien, dentro de las buenas iniciativas que ha impulsado la presidenta del Puerto de Cartagena, Yolanda Muñoz, desde ese puesto tan bien remunerado, se firmó un convenio entre el Ministerio de Defensa y el organismo portuario para definir las actuaciones en El Espalmador y Muelle del Carbón.

Este convenio afecta a 78.660,52 m2 con el objetivo de abrir nuevos espacios al mar para el disfrute de cartageneros y visitantes, pero que también se anuncia que albergará infraestructuras portuarias. Y es precisamente este último punto el que ha hecho saltar las alarmas entre los cartageneros.

Y es que es una vieja aspiración de los cartageneros, que en más de una ocasión se ha reflejado en los programas electorales de todos los partidos políticos que han tenido representación en el Ayuntamiento, que el Espalmador se convierta en “la segunda playa urbana” de Cartagena. Aunque la realidad es que ni Cala Cortina ni el Espalmador son ubicaciones propiamente urbanas, sí que son espacios costeros que se pueden hacer accesibles tanto para los cartageneros como para los turistas, tengan vehículo o no.

Lo cierto es que las notas de prensa oficiales de la Autoridad Portuaria y del Ayuntamiento de Cartagena no hablan en ningún momento de hacer una playa. Sólo mencionan “actuaciones de integración Puerto-Ciudad para hacer una Cartagena más abierta, moderna e innovadora, con nuevos usos sociales, deportivos y culturales, a la vez que ampliaremos espacios portuarios en una redistribución que garantice mejores infraestructuras y servicios”. Es decir, que a pesar de anunciarse una cuantiosa inversión, de 25,4 millones de euros, se puede perder la oportunidad de crear la playa que, entre otras cosas, podría ayudar a que más turistas bajaran del barco cuando los cruceros vuelvan a atracar en Cartagena.

Por otro lado, sería muy interesante que dentro de esos “nuevos usos culturales” se recuperara la batería militar del Apostolado y, entre otras cosas, se ejecutara el proyecto que el Consorcio Cartagena Puerto de Culturas tiene guardado en un cajón desde hace más de una década para rehabilitar la Torre de Navidad, ubicada justo encima del Fuerte de Navidad que ya se explota turísticamente. Además, se debería de musealizar al menos uno de los dos túneles excavados en la montaña, quizás rescatando otro de los viejos proyectos turísticos como el de construcción de un aquarium.

Pero como el convenio persigue también mejorar accesos y potenciar la movilidad entre el Faro de Navidad y la ciudad hay que recordar que hace años también se habló de instalar un puente o pasarela peatonal móvil que uniera la deseada playa del Espalmador con la recreación del antiguo club de regatas (ya que el histórico fue misteriosamente pasto de las llamas). Sin duda, esto convertiría a esta nueva playa en una urbana de verdad.

No, obstante, ya que se va a trabajar en la mejora de los accesos al Faro de Navidad, sería conveniente la concurrencia de la Confederación Hidrográfica del Segura para diseñar un paseo elevado o unas amplias canalizaciones subterráneas que permitieran cubrir el tramo de la rambla de Benipila que va desde el puente del Barrio de la Concepción hasta la puerta de Navantia, poniendo en valor la muralla, creando una red de pluviales de alta capacidad que evitara que el Asilo de Ancianos se vuelva a inundar y creando una amplia zona verde y deportiva que invite al paseo e integre el margen oeste de la bahía con el resto de la ciudad.

Lo sé, soñar es bonito pero 25,4 millones de presupuesto disponible pueden dar para mucho.