El mundo de la moda es cada vez más consciente de lo contaminante que es su industria y de cómo se puede paliar su impacto negativo en el Medio Ambiente. Una tendencia que ha llegado a varios sectores, incluida la moda nupcial que, tal y como lo demuestra cada día Inés, también puede ser sostenible y revolucionaria.
Creatividad y sostenibilidad conviven a la perfección en el atelier de Inés Lacasa para dar un giro al sector nupcial y llenarlo de aire fresco gracias a un magnífico diseño personalizado, exclusivo y a medida, donde la coherencia y los valores de su marca se encuentra en cada uno de los detalles, no solo de sus creaciones, sino también de su local situado en el barrio de Santa Eulalia de la capital murciana.
Desde etiquetas biodegradables hasta tejidos orgánicos, a esta madrileña afincada en Murcia le atrapó la idea de poder llevar la alta costura a la vida real a través de los vestidos de novia. Por eso, en plena pandemia, diseñó de forma minuciosa el traje que llevaría su marca para proyectarse al mundo y darse a conocer: El atelier de Inés Lacasa, Conscious Couture.
Hiló la idea durante la pausa mundial generada por el covid 19 en el confinamiento para crear estos vestidos de novia artesanales con una idea muy concreta: un vestido por cada novia, totalmente diferente a otras prendas, mostrando así la personalidad de cada mujer que los luce. Una diseñadora generosa, que no busca que la reconozcan en sus prendas a ella, sino a la novia, la que dará el paso del ‘sí, quiero’ con un traje cosido con un mimo y un inmenso para mostrar los gustos y la personalidad de la clienta en su gran día.
Esta mujer apasionada por su trabajo, disfruta de todo el proceso de creación y del trato al cliente, diseña vestidos de novia, de invitada, de madrina, o para cualquier otra ocasión siendo siempre fiel a sus principios de sostenibilidad, haciendo de esta forma obras de arte únicas para disfrutarlas en esos momentos tan especiales. Quien viste un traje de Inés Lacasa, siente esa seguridad de quien sabe que ha tomado la decisión correcta.
-¿Cómo comenzaste en el mundo de la moda?
Estudié moda en el IED, el Instituto Europeo de Diseño, en Madrid, y desde el inicio he estado con diseñadores de primer nivel que desfilan en pasarelas como la de Cibeles, y con ellos aprendí desde el primer día de trabajo lecciones importantes que aplico a día de hoy.
Estuve con la diseñadora nupcial Marcela Mansegas trabajando más de 7 años. Esta fue mi primera toma de contacto con el mundo de las novias y me encantó. También he trabajado para otras firmas como Carolina Herrera o Purificación García, donde obtuve otros aprendizajes que complementan mis conocimientos.
Nunca imaginé dedicarme al mundo de la moda nupcial, pero me atrapó la idea de llevar el mundo de la alta costura a la realidad. Es un trabajo muy artesanal, un vestido especial para cada una de las novias que van a dar ese paso tan importante en su vida, y por eso lo disfruto más.
Otra cosa que me encanta de trabajar en este sector de la moda es el poder entablar
relaciones sociales con las clientas. Yo soy una persona muy social, me gusta conocer gente nueva y aprender de ellas. Es un proceso en el que trabajas aproximadamente un año con cada una de las novias, por eso tienes que comunicarte con ellas y conocer sus gustos y preferencias, para poder plasmarlo en su vestido. Se genera una relación muy especial.
-¿Cómo llega esa sensibilidad por la sostenibilidad a tu vida?
La sostenibilidad y yo hemos estado vinculadas desde siempre. En mi familia me
inculcaron ese respeto por el medio ambiente y eso quería aplicarlo también a mi
profesión, en la medida en la que yo pueda aportar un poco de claridad a este asunto.
En lo laboral, aprendí mucho de mi paso ECOALF, una de las empresas pioneras del mundo en este tipo de moda y en innovar para crear tejidos sostenibles a partir de los residuos de plástico recogidos del mar, desde botellas hasta redes de pesca usadas.
Gracias a mi experiencia allí, pude entender la importancia de cuidar todo el proceso, de principio a fin, a la hora de diseñar y producir de forma sostenible. Es importante estar vigilantes para que toda la cadena de creación esté desarrollada de forma correcta, porque al final quieres que tu producto sea sostenible de verdad. Este fue un momento de mi carrera que me dio mucha luz sobre lo que quería hacer con mis diseños.
Todas estas experiencias fueron sumando en mi trabajo como diseñadora y de cada una de ellas aprendí lecciones que actualmente aplico de una forma u otra en mi Atelier, desde los materiales, pasando por la cadena de producción hasta la parte social que conlleva esto.
De todo ello nace mi filosofía Conscious Couture: diseñar alta costura de una forma
consciente y sostenible.
-¿Has reflejado todos estos valores en tu empresa?
Claro. En el atelier no solo creo los vestidos de novia, sino que aquí también se muestran mis valores y mi universo. Todas las decisiones pasan por ese filtro y si no los cumplen quedan excluidas.
La sostenibilidad la aplico en todo, desde los tejidos, las etiquetas de algodón reciclado y biodegradable, hasta la compañía eléctrica que contrato, que trabaja con fuentes de energía renovables. Soy siempre coherente con mi discurso y con lo que ofrezco y cuido hasta el último detalle para que así sea. Ese es el valor de mi empresa, la clienta puede estar tranquila por eso.
Trabajo con una visión global de todo, un 360 del proceso completo. Por ejemplo, la mayor parte de nuestra confección se realiza de forma local en una cooperativa sostenible de mujeres de aquí de Murcia.
Para los tejidos de punto suelo trabajar con un artesano gallego, muy jovencito además. Es una maravilla y un privilegio poder colaborar con artesanos en mis proyectos, los enriquece mucho más. No se trata solo de trabajar con materiales sostenibles, también de hacerlo con empresas y proyectos comprometidos y con talento.
-¿Conoce el público final los tejidos sostenibles?
Aún estamos en una fase de aprendizaje con el cliente sobre qué es la moda sostenible y cómo son sus materiales y procesos. Queda camino aún por recorrer, pero siempre merece la pena invertir tiempo en informar a las clientas más a fondo, y si de paso consigo concienciarles para el futuro, aún mejor.
Yo procuro trabajar, por ejemplo, con tejidos y fibras naturales de producción sostenible, como el algodón y el lino orgánicos o la “peace silk”, seda orgánica producida sin sacrificar los gusanos de seda para su obtención. También utilizamos triacetato sostenible, realizado con madera de bosques de producción controlada, y fibras certificadas de bienestar animal y comercio justo para nuestras piezas de punto y macramé.
-¿Cómo arrancas con tu atelier aquí en Murcia?
Llegué a Murcia por motivos personales en plena pandemia y ese momento de parón obligatorio me dió el reposo y la perspectiva necesarios para estructurar la idea que tenía en mente hace tiempo de crear mi propio atelier. Ya tenía mucha experiencia en el mundo de la moda nupcial y amplios conocimientos en gestión de proyectos y sentí que era el momento de hacerlo y aventurarme a lanzar Ines Lacasa Atelier.
Eso sí, a emprender no te enseñan, requiere tiempo de investigación y aprendizaje acelerado, a veces a base de errores, pero al final lo que importa es que el proyecto funcione y salga adelante y aquí estamos un año después. Siempre es de gran ayuda contar con mentores y gente que te inspire, y yo he sido afortunada en este aspecto.
Mi mayor guía y mi mejor apoyo ha sido Kavita Parmar, una mujer increíble y todo un referente por su trayectoria profesional en el mundo de la moda sostenible. Pude conocerla hace ya 10 años en una incubadora de marcas sostenibles, allá por 2011, y desde ese momento he estado aprendiendo de ella constantemente. Siempre me he sentido muy respaldada.
Actualmente atiendo tanto en Murcia como en Madrid y tengo clientes que vienen desde Barcelona, Valencia o Alicante y otras zonas cercanas a Murcia, e incluso algunas clientas internacionales. Esta diversidad es algo divertido y maravilloso, porque me permite trabajar con estilos y clientas muy diferentes. Es muy enriquecedor.
-¿Qué te inspira a la hora de crear un vestido de novia?
Mi inspiración principal son mis clientas, me encanta la capacidad de transmitir sus sueños en un vestido. Podemos estar alrededor de un año trabajando mano a mano en su vestido y es maravilloso poder acompañarlas durante ese tiempo. El proceso de diseño es un camino que me gusta que recorramos juntas la clienta y yo.
Lo primero que hago con ellas es enviarles un formulario para rellenar. Suena un poco raro, pero para mí es la mejor forma de tener una primera aproximación a la persona para la que tengo que diseñar y del evento y las ideas que tiene en mente. Con esta información, tenemos nuestra primera cita en la que comentamos sus respuestas y mis impresiones y comienzo a dibujar los bocetos que me inspira este intercambio. Suelo hacer varias propuestas que estudio en otra cita con ellas, y a partir de ahí retocamos la propuesta y concretamos el diseño del vestido.
Tras la confirmación, para mi es crucial ver cómo se sienten con el diseño elegido, por eso antes de hacer el vestido definitivo, hacemos una prueba de toile: una versión del diseño final confeccionada con un tejido de prueba. Así ellas pueden comprobar sobre su figura que han escogido el diseño perfecto para ellas.
-¿Es esto crucial para ti durante todo el proceso de creación?
Sí, es vital para mi conocerlas de verdad. El vestido es una pieza importantísima en una boda, sobre todo para la novia, y les causa mucha presión. Vas a lucirlo siendo la protagonista delante de mucha gente, cada uno con su opinión y eso les genera muchas dudas, por eso para mí lo más importante es que se sientan cómodas y seguras con su vestido de novia.
Esa seguridad es lo que hará que brillen con luz propia en su gran día, llevar un vestido que te haga sentir bien y con el que tú te veas favorecida es clave. Tener la certeza de que has tomado la decisión correcta. Por eso mis vestidos son tan diferentes, porque cada vestido pertenece a una novia en particular. Hay alguna clienta que se fija en mis diseños y dice: "quiero una espalda igual que la de este vestido que hiciste", y yo siempre les digo, "vale, pero vamos a darle una vuelta, que no sea exactamente así".
Quiero que las mujeres que me encargan sus vestidos se sientan únicas. No es mi vestido, es el suyo, y lo que yo puedo aportar como diseñadora es reflejar su esencia en un diseño coherente y bonito.
-¿Cuál ha sido tu mayor reto?
Empecé siendo una desconocida aquí en Murcia. En Madrid tenía algo de recorrido, pero aquí fue empezar desde cero y eso me dio un poco de vértigo al principio. Pero al final la acogida aquí fue estupenda, el sector de novias me ha recibido de maravilla y me he sentido siempre muy arropada.
Ese miedo ha desaparecido y podríamos decir que es un reto superado. Creo que, a día de hoy, el mayor éxito es que alguien que no conocía mi trabajo de antemano, lo descubra y decida que quiere que sea yo quién le diseñe un vestido tan especial para ella. Saber que mi diseño gusta por sí mismo me hace sentirme segura y confiada.
Además, el boca a boca funciona muy bien en este sector y las clientas que quedan felices comparten su experiencia y atraen a nuevas clientas al Atelier. Esto es algo super satisfactorio, porque no hay mejor forma de que te conozcan que por la experiencia positiva de una clienta que ya ha vivido este proceso.
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