Mar Menor, el mar de los recuerdos murcianos

¿Quién no se ha merendado su bocata de pan con chocolate deprisa para volver a la playa? ¿Quién no ha paseado descalzo sobre su arena oscura? ¿Quién no ha salido con la pandilla por las noches veraniegas de este tesoro del Mediterráneo?

¡Cómo cuesta dejar el verano atrás para encarar septiembre! Dejar el bronceado dorado, los besos con sabor a sal, el kit de sombrilla y toalla que reunía a toda la familia, y a esos amigos de la playa a los que les emplazamos para volver a reír el próximo agosto.

El Mar Menor forma parte de los recuerdos de los murcianos y de veraneantes de otros lugares de España. Sus aguas han bañado millones de sueños, de alegrías y de proyectos, y su silueta ha sido fuente de inspiración para muchos. 

Atrás quedaron las aguas cristalinas con sus olas diminutas, y las plagas de medusas al retirar durante años miles de toneladas de estos seres marinos. Desgraciadamente, también quedaron atrás los caballitos de mar, donde actualmente habitan menos de 1.500 ejemplares en todo el Mar Menor. Ahora, acoge plagas de mosquitos y deja paso a especies invasoras como el mortífero cangrejo azul. 

Turismo masivo, urbanismo exacerbado, destrucción de parajes naturales, vertidos que desembocan en esta laguna salada, lodos, pozos ilegales, sopas verdes, DANAS y gotas frías que arrastran agua dulce, miles de cadáveres de peces que se asfixian, y una enumeración demasiado larga de malas noticias que solo genera dolor e impotencia. 

Un dolor que nos está matando poco a poco, y que nos une, y que contemplamos atónitos como los que pueden poner remedio a esto miran para otro lado, dejando a los murcianos huérfanos, echándose las culpas e inmovilizando las posibles soluciones, que sabemos de antemano, aunque no seamos expertos, que no van a ser fáciles. 

Trabajemos, construyamos, renovemos, actuemos. Sí, todo en plural. Los unos y los otros, de forma responsable. El Mar Menor se muere, y se necesita actuar con urgencia para salvarlo. Eso es lo que exigimos los murcianos: dejar a un lado los egos políticos para trabajar por esta joya única en Europa. 

Por desgracia ya no importan los numerosos responsables de esta catástrofe (que viene hilándose desde hace décadas), solo importan los líderes que quieran cambiar el futuro que tan oscuro se está presagiando a este ‘trocico’ de paraíso. Los de Madrid y los de aquí, porque esto es un problema que trasciende a las fronteras de nuestra Región y que por eso se tendrán que tomar medidas importantes y ambiciosas, como si de otro lugar de España se tratase. 

Este desastre ecológico va mucho más allá de lo medioambiental, va sobre familias que viven de él, va sobre empresas que ya no se asentarán aquí, va sobre la vergüenza de poner a Murcia en el foco internacional como ejemplo de cómo hacer las cosas mal. 

Ojalá que el Mar Menor no sea un recuerdo solo de unas generaciones privilegiadas que lo destruyeron, ojalá que viva muchos años más, ojalá que continúe siendo un escenario para los mejores recuerdos de verano de todos aquellos que están por llegar. Lo que ha unido el Mar Menor, que no lo separe la parte sucia de la política.