Las historias de amor pasan por estas 5 fases, pero casi todas ellas se detienen en la tercera.
El Amor no es Amor si cambia cuando descubre un cambio o tiende a desaparecer cuando el otro se aleja. El amor es un faro que siempre está por encima de la tormenta y nunca vacila – así lo escribió Shakespeare en uno de sus sonetos. El estimado autor no lo quiere, pero aquellos que han estado enamorados de una persona durante mucho tiempo saben bien que tal vez no hay nada más cambiante que el amor.
En una historia de amor hay altibajos, incluso en el mismo día: no sabemos a qué se deben, si tienen razón o no. Lo que se puede decir es que casi todas las historias duraderas pasan por estas cinco fases.
Pasar a la fase 5 sin vivir el número 3 podría significar «quemar las etapas»: de nuevo, muchas personas confunden la tercera etapa como el final de la relación.
Fase 1 – Atracción y enamoramiento
Esta es sin duda la fase más embriagadora de una historia de amor: la fase en la que cada uno revela partes de sí mismo al otro, la fase en la que estamos inundados de oxitocina, dopamina, serotonina, testosterona y estrógeno que nos hacen sentir bien, llenos, llenos de vida. Como si tuviéramos la fuerza para conquistar el mundo entero.
En esta fase, dicen los expertos, las similitudes surgen mucho más fácilmente que las diferencias: es por eso que cada vez parece que se ha encontrado a la persona adecuada.
Esta fase es común a todas las historias: la raíz comienza a extenderse en la tierra fértil del amor.
Fase 2 – Regreso a la realidad
No hay una duración fija de la primera fase, pero ciertamente tiene una duración mucho más corta.
que cualquier otro.
La segunda viene inmediatamente después de la «luna de miel»: comienza cuando las diferencias comienzan a aparecer, cuando comienzan a tener peso en la vida cotidiana. Se abre la cortina del amor ciego, y ante ella sólo se abre la realidad de las cosas.
Es el otoño del amor, la estación en la que nacen los primeros enfrentamientos, discusiones y disputas. Sobrevivir es una pregunta que tiene que ver con el carácter de cada uno de los dos, con cuánto se necesita en ese momento una historia de amor.
Este es el momento de pensar que cada persona en el mundo ha desarrollado diferentes rasgos de acuerdo a sus propias experiencias en la vida, y que encontrar diferencias en las personas es completamente normal e inevitable. Por otro lado, las diferencias nos rodean en todo momento y debemos ser capaces de aceptarlas. En esta fase, debemos desarrollar el poder mágico de «pensar independientemente juntos», no luchar contra las diferencias y encontrar la perfección en la imperfección.
Fase 3 – Desilusión
Esta es la fase en la que muchas relaciones y matrimonios tienden a colapsar: una fase en la que las cosas empiezan a doler más, la insatisfacción aumenta y uno empieza a pensar demasiado. Los días malos y tristes son más frecuentes, al igual que las peleas. Empiezas a pensar si la persona con la que has estado todo este tiempo es realmente la correcta. Te culpas por pensar que todo sería tan hermoso y fácil como al principio.
Este es también el momento que sólo las historias de amor concretas pueden superar: si todavía hay algo por lo que luchar y por lo que esperar, pues no hay necesidad de dejarse intimidar por lo que se derrumba a su alrededor.
Ayuda mucho en esta fase tener una buena comprensión del otro, respetar sus límites y no dejarse llevar por su orgullo. Tenemos que hablar claro, sin ilusiones y sin el temor de que todo termine. Esta es la fase de’bajo’ de la que hablábamos al principio: pero no es un callejón checo. Se puede superar.
Fase 4 – Estabilidad
Superar la fase 3 significa llegar al corazón del problema: lo que sigue es un período de alianza con el socio en el camino llamado vida. Trabajar juntos para no volver a esa fase oscura y dolorosa para el espíritu, para apaciguar los conflictos y no alimentar la chispa de las discusiones. La fase número cuatro es el momento en que incluso las peleas cambian: no hay más ira, orgullo, irracionalidad, pero hay un deseo de resolver problemas como en un equipo.
No es un aplanamiento de las diferencias entre las dos personas: es sólo que ya no son motivo de discusión, cada uno ha sido capaz de aceptar la naturaleza del otro. En esta fase se va consolidando la relación establecida con el paso del tiempo, siendo tan difícil de agitar.
Fase 5 – Compromiso
La quinta y última fase es el momento en que cosechas los beneficios de tu trabajo. Después de dudas, preguntas, pausas de reflexión; la pareja que llega a la quinta etapa ha elegido, ha crecido y se ha consolidado. Son como dos raíces que después de mucho tiempo terminan convirtiéndose en una sola.
Incluso en esta fase las diferencias entre los personajes permanecen, son indelebles, pero todo fluye sin necesidad de demasiadas aclaraciones. Los que llegan a este punto disfrutan de la serenidad de no tener que demostrar nada al otro, de poder ser ellos mismos y ser apreciados como son.
Y esta es la mayor fortuna a la que uno puede aspirar en una historia de amor.