En el día número uno creó Dios al perro, diciéndole:
«Tu misión de vida es sentarte todo el día frente a la puerta de tu hogar, allí deberás ladrarle a cualquiera que pase por el frente o que entre ala casa. Por esa misión te daré 20 años de vida.»
La respuesta del perro fue: «¿Tanto tiempo solo para ladrar todo el día? Mejor solo dame 10 años y conserva los otros 10 años ¿Qué te parece?» A Dios le pareció buena la oferta y aceptó.