Como parte del compromiso de la Unión Europea en la lucha contra el tabaquismo, queda prohibido comercializar productos con aroma característico, ya esté presente en su composición o en cápsulas dosificadoras en filtros. La razón fundamental es que productos como el tabaco mentolado, favorecen la introducción de nuevos consumidores de tabaco. Asimismo, atrae a un público jóven, y dificulta la posibilidad de dejarlo.
El mentol incluido dentro del producto sirve para enmascarar el sabor amargo del tabaco. Además, tiene un efecto anestésico y es capaz de adormecer la boca y la garganta.
Este tipo de tabaco propiedades descongestionantes y refrescantes de las mucosas, por lo que enmascara el efecto irritante, el picor y la congestión originada por el humo. Esto lo hace más atractivo para el joven que se inicia en el consumo y además, dificulta la posibilidad de dejarlo.
Tabaco mentolado, potente efecto adictivo
El mentol tiene también un efecto dilatador de los alvéolos pulmonares. Esto provoca una absorción más rápida de la nicotina del tabaco, que tiene un potente efecto adictivo. Ello aumenta, indirectamente, el potencial adictivo del producto en su conjunto.
Estos sabores incrementan, por tanto, el atractivo del producto y existe la falsa percepción de que son más saludables que el resto de cigarrillos. Por ello, hay algunos consumidores que optan por esta alternativa en lugar de dejarlo definitivamente, lo que incide negativamente en su salud y calidad de vida.
La venta de tabaco mentolado, incumpliendo la ley que prohíbe su comercialización, constituye una infracción administrativa grave de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco.