En la Navidad de 1760, el espléndido belén de la Familia Real española fue colocado con capricho y mimo en el Palacio del Buen Retiro de Madrid, compuesto de aquellas piezas artísticas rodeadas de escenas costumbristas que daban vida al espectáculo escultórico que dejó maravillada a la sociedad española del Dieciocho.
En agosto del año anterior, había muerto sin descendencia el rey Fernando VI de España, habiendo de sucederle entonces su hermanastro llegado desde las Dos Sicilias. Carlos de Borbón, el que había sido durante veinticinco años rey de Nápoles y Sicilia, debía ocupar entonces el trono español como Carlos III de España. De todas las influencias que el rey traerá consigo del lugar donde maduró como persona y como monarca, la moda del famoso pesepri napolitano será una de las que más calarán entre sus nuevos súbditos.
Lo cierto es que la moda de montar belenes en España, y más concretamente en Murcia, es anterior a la llegada de Carlos III. En monasterios e iglesias como los de las Capuchinas, las Clarisas o las Agustinas; e incluso en nobles residencias como la de los Saavedra, se recreaban estos bellos montajes en torno al nacimiento de Jesús, desde al menos el s.XVII. De hecho, Murcia es un enclave importantísimo para entender la historia del belén español, desde que este arte llegara a España de la mano de la Orden Franciscana, tras la iniciación de esta costumbre por parte de San Francisco de Asís en el s.XIII.
Sin embargo, estos primeros belenes eran más sobrios, y estaban centrados en el Misterio del Nacimiento. Compuestos por las tres figuras que representan lo sagrado del acontecimiento en sí mismo, estaban muy alejados de la concepción belenística típica de la sociedad napolitana, que los concebía como espectaculares escenografías, en las que los distintos pasajes bíblicos se integraban en cuidadas maquetas de arquitecturas y paisajes de fondo, mezclándose con anacrónicas escenas de la vida cotidiana del pueblo.
Con la llegada de Carlos III al trono español procedente de Nápoles, la moda del pesebre napolitano se impone en la sociedad española de mediados del dieciocho. Carlos III retratado hacia 1765 por Anton Raphael Mengs (Museo del Prado).
En 1776, don Jesualdo Riquelme y Fontes, Señor de Guadalupe, uno de los grandes mecenas ilustrados del arte murciano de su tiempo, encarga a su amigo, el universal escultor barroco Francisco Salzillo, un belén para decorar las Navidades de su noble palacio, el cual estaba situado en la confluencia de las actuales calles Riquelme y Almenas hasta su desaparición. Morirán Salzillo y el propio Jesualdo sin ver completamente conclusa la obra, que será rematada por el discípulo predilecto del genio, Roque López, en el año 1800.
El Belén estuvo a lo largo del siglo XIX en manos de los descendientes de don Jesualdo, pasando de padres a hijos, expuesto cada Navidad de manera privada en los salones del palacete familiar. En 1883 es exhibido por primera vez de manera pública en el guardarropa y biblioteca del palacio, con motivo de la celebración del primer centenario de la muerte de Salzillo, pudiendo los murcianos acceder a visitarlo.
Al fondo, el palacio Riquelme, para la decoración del cual se diseñó el belén salzillesco. Estaba situado en la confluencia de las actuales calles Riquelme y Almenas, hasta su desaparición a causa del feroz Desarrollismo de los años setenta del siglo XX, que lo arrasó.
Cronología de los acontecimientos más relevantes en la historia del Belén de Salzillo:
Francisco Salzillo, siguiendo la moda imperante del momento, quizá también influenciado por sus orígenes napolitanos -su padre Nicolás había nacido y se había criado en aquel reino-, lleva a cabo una de las obras más icónicas del arte tardobarroco en Murcia: un auténtico pesebre al estilo napolitano, representando en un exquisito anacronismo barroco, las vestimentas, modos de vida, costumbres y arquitecturas de la Murcia de finales del s.XVIII. Sin embargo, el de Salzillo tibiará la mundanidad del italiano con su fidelidad en la representación de los misterios sagrados. Hará así honor a la profunda religiosidad que le caracterizaba, creando una obra realmente genuina.
Formado por un total de más de 550 esculturas de personas, y más de 370 animales, además de varias maquetas de edificios, está compuesto principalmente por figuras en barro policromado, aunque también las hay de madera en el caso de las principales, y añadidos en lienzo y cartón piedra. No obsante, en su elaboración no sólo participó Salzillo, sino varios de sus discipulos del taller, además de distintos carpinteros, tallistas, y acaso arquitectos en el diseño, que no en la ejecución, de esas espectaculares arquitecturas que lo ambientan.
Nacimiento del Belén de Salzillo. Museo Salzillo (Murcia).
La representación de inmuebles que forman parte de este gran conjunto salzillesco están hablando del estilo arquitectónico de la Murcia del último barroco, en transición al nuevo neoclasicismo más moderado y academista. Al recorrer este belén, se podría imaginar que las escenas en torno al divino nacimiento, ocurrieron en las calles y edificios de aquella Murcia dieciochesca.
Así, observando la espectacular maqueta del palacio de Herodes, la representación arquitectónica más llamativa del conjunto, se puede imaginar al rey de Judea ordenando la matanza de los Inocentes a las puertas del desaparecido palacio neoclásico del marqués de Ordoño, el cual estuvo situado en la actual calle Barítono Marcos Redondo, antes calle de las Capuchinas, con su deliciosa fachada formada por la consecución de huecos que combinan frontones circulares y triangulares.
A la izquierda, el templo de Herodes que forma parte del Belén de Salzillo. A la derecha, el desaparecido palacio murciano del marqués de Ordoño. Ambas arquitecturas se inspiran en las nuevas corrientes neoclásicas, imperantes en ese momento.
En ese recorrido imaginario, se observaría como el ángel Gabriel, descediendo desde el cielo que cubre la antigua plaza del Esparto, hoy de Julián Romea, llegaría hasta el palacio Vinader, donde habitaba María, a las puertas del cual le anuncia que va a ser la madre de Jesús, dada la similitud de esta maqueta con la arquitectura de una de esas nobles casonas barrocas que plagaron la Murcia del s.XVIII, en las que sin duda se inspiró el creador.
La Virgen María, ya embarazada, habría cruzado la ciudad hasta llegar al palacio de la Inquisición, actual sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia, para visitar la casa de su prima Santa Isabel, abrazándola en busca de apoyo y consejo. Es tan fácil imaginar, que esa exquisita fachada puramente neoclásica del Santo Oficio, en realidad se construyó entre 1816 y 1823, años después de finalizado el Belén de Salzillo, no pudiendo negarse, no obstante, el más que razonable parecido con la morada salzillesca de Isabel.
A la izquierda, la casa de Santa Isabel del Belén de Salzillo. A la derecha, el murciano palacio de la Inquisición, actual sede del COAMU, cuya fachada se construyó dieciséis años después de finalizado el belén, pero con el que guarda una indiscutible similitud arquitectónica.
Para la Presentación en el Templo se diseñó un bello templete, el cual según los expertos, está inspirado en el de San Pietro in Montorio de Roma. Sin embargo, en nuestro caso se puede fantasear con que José y María presentaron al Mesías en cualquiera de los magníficos templetes de mármol jaspeado que en ese momento se estaban construyendo en Murcia: el que guarda la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ó el de la parroquia de San Juan Bautista, por ejemplo, donde Simeón le tomó en brazos y le bendijo pronunicando el Nunc dimittis.
A la izquierda, la Presentación del Templo del Belén de Salzillo. A la derecha, el murciano templete neoclásico de Nuestro Padre Jesús Nazareno, situado en la iglesia de Jesús.
En resumen, y a pesar de la dificultad que para su estudio suponen los numerosos añadidos, alteraciones y nuevas incorporaciones que ha sufrido en el devenir de los años y emplazamientos en los que ha estado, esta es la representación belenística más importante del barroco español. Una joya más para el patrimonio de la ciudad de las que nos brindó el eterno Salzillo, y una pequeña ventana a la que asomarse para imaginar aquella gloriosa Murcia de nuestro Siglo de Oro.
Bibliografía:
DE LA PEÑA VELASCO, Concepción (1999). La arquitectura en el Belén de Salzillo. Revista Imafronte. Universidad de Murcia, nº14, Pags. 163-194.
RUIZ LÓPEZ, Susana (2015). La colección Riquelme, evolución expositiva.
https://www.museosalzillo.es/belen/
https://revistacentinela.es/y-carlos-iii-armo-el-belen/
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_III_de_Espa%C3%B1a
http://domuspucelae.blogspot.com/2021/01/visita-virtual-el-belen-de-salzillo-un.html
16 de Diciembre, 2021
El Teatro Romano de Cartagena ha recibido entre enero y diciembre de 2021 un total de 102.200 visitantes, un 87% más que el año anterior. Desde su inauguración en 2008 han pasado 2.164.762 person...15 de Diciembre, 2021
El Museo del Foro Romano-Molinete de Cartagena obtuvo este martes el Premio Regional de Arquitectura 2021, informaron fuentes municipales en un comunicado. La entrega de galardones contó con la ...14 de Diciembre, 2021
El Ayuntamiento de Cartagena, a través de la Concejalía de Patrimonio Arqueológico que dirige la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, ha adjudicado la redacción del Plan Director de la Torre Llago...13 de Diciembre, 2021
La entidad conservacionista va a registrar alegaciones contra esta modificación y ha expresado al Alcalde su indignación y consternación ante esta "vergonzante maniobra" que pretende salvar "in e...13 de Diciembre, 2021
Agentes de la Policía Nacional han recuperado en León y en la localidad ciudadrealeña de Saceruela dos monedas visigodas consideradas de gran valor histórico. Se trata de dos tremisses, y una de...