La aventura de Steven, empezó en Newport (Estados Unidos), y fue capaz de alcanzar Las Bermudas e Inglaterra, sin sobresalto alguno. Pues a pesar de su juventud, Callahan se había convertido en un experimentado marinero, pero la prueba de fuego para él, estaba por venir.
Ya con miles de kilómetros de recorrido, Steven se dispuso a emprender viaje desde Las Canarias hacia la isla de Antigua, en enero de 1982. Cuando repentinamente a última hora de la noche, algo – probablemente una ballena o un tiburón grande – se estrelló en el barco con un golpe ensordecedor, creando un agujero en el casco, y haciéndole temer lo peor.

Steven Callahan iniciaba una lucha por la supervivencia con una extraña mezcla de sensaciones: miedo, pánico, incluso una ligera diversión por el reto que se le presentaba. Ahora estaba a la deriva en medio del Atlántico, a 1300 kilómetros al oeste de las Canarias, completamente desorientado. Todo lo que tenía era un poco de comida y agua suficiente para unos días.



