Me pasó hace unos dos años, vi una obra en internet, en uno de esos portales de venta de segunda mano, concretamente era una pintura con escena campestre de un artista del que normalmente no suele haber mucha obra a la venta.
El precio no estaba mal del todo, así que decidí contactar con el vendedor y hacerle una oferta, después de un rato hablando con él conseguí que aquel hombre de voz agradable, según me dijo era de Albacete, bajara el precio a una tercera parte de lo que inicialmente pedía. Qué alegría, pensé, menuda compra voy a hacer…. Ya saboreaba el éxito de tremenda inversión, sabía incluso a quién podría venderlo así que el negocio era redondo.
El amable vendedor no solía venir mucho a Murcia así que me ofreció la posibilidad de que un amigo la trajera un sábado cualquiera, el tipo en cuestión solía venir todas las semanas por trabajo, así que acepté.
Como en una película de clase B, nos citamos en el aparcamiento de un centro comercial para llevar a cabo la transacción. No soy yo mucho de clasificar a la gente por su aspecto físico o forma de vestir, pero en este caso la apariencia general del personaje en cuestión ya me hizo desconfiar.
Cuando abrió el maletero de su coche se confirmaron todas mis sospechas: la pintura no era tal óleo sobre lienzo como decía su dueño, era ni más ni menos que una mala impresión fotográfica sobre un papel de muy poca calidad al que habían aplicado una capa de barniz con cierto toque amarillento. Os podéis imaginar la cara del supuesto amigo con pinta de sospechoso al decirle que aquello era una estafa, cerró su maletero y salió corriendo mientras decía “yo no sé nada, yo soy un mandado”.
Como es normal el vendedor nunca me llamó para tratar de justificarse de algún modo, estaba claro que el intento de engaño era más que intencionado.
Obra gráfica falsa confiscada en 2021 en un domicilio valenciano tras ser detectada su venta por internet.
Cuidado con los chollos, nunca salen bien, hoy por hoy es muy difícil que alguien tenga una obra de valor en su poder y no sepa lo que tiene, todo el mundo busca en internet o conoce a alguien, o simplemente contacta con un experto que lo asesore.
El timo de la estampita ya no funciona como antiguamente, pero claro seguro que este tipo de estafadores de tres al cuarto siempre consiguen engañar a algún desgraciado que por 500 € piensa que ha hecho el negocio de su vida. He de decir que hace no tanto tiempo conocí a alguien cuya avaricia le llevó a caer en aquella famosa trama en la que un inocente disminuido cambiaba billetes por estampitas a las puertas de un banco; literalmente lo desplumaron y en el fondo ese fue su justo castigo por tratar de engañar a aquella inocente alma.
Cada vez es más que habitual encontrar obra falsa en el mercado, por eso nunca se debe comprar a un tercero si este no es un profesional y mucho menos sin tener los conocimientos necesarios, estad muy atentos porque hoy todo se ha vuelto mucho más complicado debido a la evolución de la propia tecnología.
Es muy frecuente, por ejemplo, toparse con obra gráfica falsificada, resulta increíble lo que un buen escáner industrial y una impresión en alta resolución pueden hacer. De estas también me han ofrecido muchas; recuerdo un señor que entró en mi galería con una carpeta repleta de grabados de Picasso, Dalí, Miró y otros artistas de menos nivel pero también conocidos…, las firmas no eran originales, las obras habían sido fotocopiadas, así que aquella carpeta por la que pretendía cobrar unos miles de euros en realidad no valían más que un puñado de posters.
En el sector de las antigüedades también hay que ir con cierta prevención, el uso de betunes y ceniza para tratar de envejecer una pintura, o simplemente dejarla al sol para forzar ese típico cuarteado que indica antigüedad, o el uso de barnices para oscurecer la superficie son más que habituales, incluso los hay que entierran las obras dejando que sea la propia naturaleza quien aporte ese desgastado aspecto con su natural degradación.
Obra falsificada y detectada por los grupos especiales de la policía con la marca que confirma que no es original.
Esto me recuerda un caso ocurrido en Murcia a un conocido empresario al que ofrecieron comprar una casa, sin más valor que el de los ladrillos que levantaban sus paredes, pero en cuyo interior colgaban infinidad de obras antiguas de grandes artistas del siglo XIX.
Los ingenuos dueños desconocían el valor de tan insignes piezas pues vendían la propiedad con las obras incluidas, todo lo que había dentro por un más que apetecible precio, que no quiere decir que fuera muy bajo. Hay que imaginar la cara que se le quedaría al comprador al descubrir que su gran tesoro en realidad eran burdas copias sin ningún valor colocadas como cebo de tan cuantiosa operación.
Como se suele decir, nadie da duros por pesetas y esto es una realidad, las cosas tienen un precio y salvo rarísimas excepciones hay que alejarse de los chollos, normalmente nunca tienen buen final.