Estas dos murcianas con amor por lo distinto se embarcan en una nueva aventura en el mundo de la moda
Carlota Gómez y Carlota Jiménez son las creadoras de Lottik&Co, la firma murciana que promete llegar lejos. Aunque es de reciente creación, los resultados y logros tempranos auguran un destino prometedor para las diseñadoras, que afirman estar "tremendamente sorprendidas" con el camino recorrido hasta el momento. Ambas mujeres sienten devoción por la moda y experimentar con ella es un sueño hecho realidad.
El contexto actual es incierto en todos los sentidos, parece que cada día amanecemos con noticias sobre cómo lo impensable se vuelve real. Para bien o para mal, parece ser que los límites conocidos van rompiéndose uno tras otro. Cualquiera podría pensar que la respuesta lógica a esta inseguridad es la parálisis.
Sin embargo, Carlota madre y Carlota hija, optan por enfrentar la incertidumbre con más riesgo, poniendo todo el corazón, ganas y esfuerzos en sus creaciones. Parece que, aunque indudablemente presente, la incertidumbre no es suficiente para frenar los sueños de estas dos murcianas. Madre e hija, empresaria y procuradora, juntas como socias forman un tándem perfecto de elegancia y atrevimiento cuyo resultado son prendas cautivadoras a la par que sofisticadas. Siempre en busca de la originalidad.
Con apenas seis meses de vida, Lottik&Co ha conseguido hacerse notar por estilistas y personajes más allá de Murcia. Lo que empezó como una propuesta casual va, poco a poco, abriéndose camino en el competitivo mundo de la moda. En un principio, el catálogo se centró en prendas exteriores pero con el avance de las temporadas, las diseñadoras irán ampliando la gama de productos; no quieren limitar su imaginación. Murcia Noticias tampoco ha podido resistirse a estas dos emprendedoras. Nos desplazamos hasta el centro de la ciudad, donde Carlota Jiménez nos abre generosamente las puertas de su hogar, ya que, de momento, no cuentan con tienda física.
Carlota Jiménez: Un sueño, realmente. Cuando yo era más pequeña, nuestro súper plan era tomar el aperitivo comentando las revistas de moda, como Vogue. Nos gusta mucho inventar e innovar. Mi madre siempre ha llamado la atención por ser poco convencional y yo soy un poco reflejo de su gusto y cómo mezclaba, aunque con un estilo totalmente distinto y más atrevida.
Carlota Gómez: A mí siempre me ha costado mucho comprar ropa. Cuando tenía 18 años me tiré un mes viajando por Europa y me di cuenta de la variedad de tiendas que había fuera y de que, en España, vivíamos en un “Cuéntame” (serie de época). Ahora entras a las tiendas y todos los modelos son iguales, vas como todo el mundo. La ilusión de empezar a diseñar ya la teníamos; incluso antes de que falleciera mi marido, hace siete años, ya teníamos mirado el nombre para esto.
- ¿Dirías que España sigue a la cola de la moda europea?
C.G: En España, hay grandísimos diseñadores, lo que ocurre es que, a la hora de comprar, falta diversidad; todo el mundo compra lo mismo.
- Y, en este sentido, ¿qué ofrece nuestra marca?
C.J: N eso siempre lo que se lleva es lo que favorece. Nosotras queremos que tu estilo lo crees tú. Buscamos ser versátiles y marcar la diferencia: que el mismo diseño pueda servir para diferentes estilos y personas. No hay que encasillarse, por eso, todos los modelos pueden adaptarse al gusto de la persona y el mismo material lo tratamos de distinta forma. Según te haces mayor, encontrar prendas fuera del clasicismo es más complicado.
- ¿De dónde nace la inspiración para emprender en tiempos tan inciertos?
C.J: Fue el destino porque nosotras no lo buscamos. Bueno sí, pero no ahora. Yo venía de pasarlo muy mal por circunstancias personales. Después de la muerte de mi padre, pensaba que no podía pasarlo peor, pero la vida te sorprende con una pandemia o una guerra. Un día, estaba sentada en un bar y el que es ahora nuestro fabricante, Juan Pina, se acercó a preguntarme si era representante de moda porque le gustó lo que llevaba puesto; le dije que quería diseñar y ahí empezó todo. Esto lo he deseado toda la vida pero vino de repente.
C.G: Queríamos hacer lo que a nosotras nos gusta en ropa. En agosto, hicimos una primera chaqueta que Carlota llevó a Segovia y gustó tanto que empezamos a customizarlas para cada una de las amigas. Ahí vimos que podía funcionar. La gente que nos conoce nos animaba para que empezáramos. Aunque el momento sea complicado, el tren pasa por tu vida y, a veces, no vuelve. Empezamos con la piel y, poco a poco, nos estamos metiendo con el textil y otros tejidos; también queremos meternos en accesorios e ir apostando. Queríamos hacer lo que a nosotras nos gusta en ropa.
- ¿De dónde viene el nombre de la marca?
C.G: Viene por nuestros nombres: dos Carlotas. El diminutivo de Carlota en francés es Lottie, pero estaba cogido; así que inventamos Lottik y nos gustó cómo suena.
- ¿Estáis satisfechas con los resultados?
C.J: Mucho, y que así siga. Aunque no es fácil, hay que tener capacidad de sacrificio. Lo que inviertes en una prenda no sabes si lo vas a recuperar, por eso lo hacemos para nosotras, con nuestras tallas y nosotras como modelos. Como acabamos de empezar y no tenemos nada garantizado, no sacamos muchas prendas de un mismo modelo.
- Aparte de Lottik&Co, ¿a qué os dedicáis profesionalmente?
C.J: Yo soy procuradora, no tiene nada que ver.
C.G: Yo he sido siempre empresaria, pero, al morir mi marido, empecé a trabajar en una clínica estética de cara al público. De ahí, pasé a dirigir el departamento de mantenimiento de un instituto de Formación Profesional. Finalmente, lo dejé porque la empresa se trasladó a Madrid y yo tengo aquí mi casa, mis hijos, mis nietos… No me iba a mover.
- ¿Cómo concilias un trabajo con otro?
C.J: No concilio, estoy saturadisima. No quiero decir que puedo con todo porque no es así. Puedo, pero quitándome horas de sueño: duermo una media de cuatro horas. No me gustaría tener que decidir entre una cosa y otra, aunque espero que estos sean los principios. Hemos tenido mejor arranque del que esperábamos y no nos ha dado tiempo a tener un conocimiento amplio de cómo funciona todo.
- ¿Os habéis formado en algún campo para emprender?
C.J: No, a la locura. Este es un trabajo donde la intuición es importante, aunque no haya estudiado nada de esto.
C.G: Sí que es cierto que tenemos idea. La moda se repite y vuelve. Yo ya tengo 60 años y he vivido muchos cambios en la moda, pero está todo inventado. Sorprender es muy difícil. Nosotras hemos apostado por arriesgar y eso nos ha llevado a gustar a ciertos personajes que no esperábamos. Nos hemos dado cuenta de que sin querer nos estamos dirigiendo a un determinado público. Está gustando a gente que está harta de ver y tener todo a su mano.
- ¿Qué obstáculos habéis encontrado?
C.J: Lo que es muy difícil en esta zona es la fabricación. Todo lo que tenemos se fabrica en España y aquí se lleva la macro-producción, te piden un mínimo de prendas. No todo el mundo trabaja por unidad. Además, en España, hay mucha burocracia pero poca practicidad. Por otro lado, a mí me gusta ir a la tienda, no hay nada como ver una prenda en persona y tocarla, pero nosotras no podemos montar una tienda física.
C.G: Para empezar, ser empresario en este país es muy complicado. No es que la gente no se atreva, sino que existen muchas trabas y las ayudas son escasas. Por otro lado, aunque yo sea pro negocio pequeño, el mercado se ha trasladado a lo online. También ha habido un antes y después de la pandemia: ahora el negocio está en lo digital, aunque preferimos lo físico.
Lottik&Co
- ¿Cómo os conocen vuestras clientas?
C.G: Por medio de las redes sociales.
C.J: Todo lo hacemos nosotras. En redes, intentamos ser lo más real posible y no solo vender una marca, sino un estilo. La perfección que existe ahora en Instagram es un poco insoportable.
- Sois madre e hija, ¿cómo lleváis trabajar juntas?
C.J: Muy bien. A veces nos enfadamos, pero es una socia con la que nunca dejaré de hablar. Mi madre siempre ha sido la persona a la que le cuento todo y estamos muy unidas.
C.G: Las discusiones suelen ser por el exceso de trabajo de Carlota, pero somos uña y carne. Antes de trabajar, hablábamos siete veces al día. Además, juntas unimos mi madurez y su juventud.
C.G: Que pierda el miedo y que se mueva. Lo peor que existe en este mundo es la frustración. Luego, tú tienes una idea y la vida te lleva por dónde quiera.
C.J: Te puede venir la oportunidad o ir a buscarla.