Paco 'el Huertanico' cultiva de forma ecológica toda clase de hortalizas para los mejores restaurantes de la capital murciana

La Huerta de Murcia siempre ha sido tradicionalmente una de las zonas más ricas en producción agraria donde los pequeños agricultores podían cultivar en su misma residencia. Aunque la variedad de las frutas y verduras que se cultivaban antiguamente se ha ido perdiendo con el tiempo, junto a muchos de los sistemas tradicionales de cultivo, aún existen pequeños agricultores apasionados que pretenden poner en valor la  Huerta de Murcia.

Desde su finca en Rincón de Seca, Paco Orenes trabaja incansablemente desde hace más de media década para recuperar el sabor de la Huerta de Murcia de forma tradicional y ecológica. Con su marca 'El Huertanico' provee a algunos de los mejores restaurantes de la ciudad de Murcia para que puedan ofrecer productos de cultivo local, de confianza y originales con los que acompañar sus recetas.

Su experiencia como cocinero hizo que ahora cultive en su finca desde las tradicionales habas y pésoles (guisantes) -apreciando y mostrando sus variedades- a productos más originales y curiosos como el lemon grass o plantas cuyas hojas saben a wasabi o curry.

• ¿Cómo surgió la marca El Huertanico?

Esto empezó hace seis años porque quería trasladar toda esa tradición huertana que yo había mamado en mi casa. Cuando yo era niño era muy fácil tener tu propia casa y un autoabastecimiento de productos locales.

Entonces mi idea era darle una vuelta de rosca a eso. Como he sido muy emprendedor y he trabajado de cocinero y demás, me dije "vamos a trabajar con los mejores cocineros" "vamos a trabajar con las mejores tiendas gourmet" porque, como somos pequeñas huertas, lo que teníamos que hacer era especializarnos. El objetivo es darle a la gente la sensación de que aquello que está comiendo está trabajado muy minuciosamente y ecológicamente.

• ¿Cuál era el objetivo cuando comenzaste?

Yo tengo varias fincas y lo que estoy haciendo en ellas es recuperarlas. Ahora mismo en una estoy cultivando fresas. Mi abuela en su día se iba a las cuatro esquinas de Murcia a esperar a que pasara la barca vendiendo fresas. Gracias al recuerdo que queda en la conciencia de Murcia, ahora, cuando las personas mayores las huelen van detrás de mi como si olieran el mejor manjar del mundo porque les recuerda esa niñez que tuvieron.

Todo eso que me han ido trasladando mis abuelos, mis padres y mis tíos yo quería recuperarlo y darle un valor añadido a la huerta porque estaba muy mal porque o había limoneros o había naranjos pero lo que era la producción de hortalizas no se llevaba.

Es más, mi padre no quería que me dedicara a esto. Me decía: "¿A dónde vas? Si con esto no te vas a ganar la vida y es mucho sufrimiento".

• ¿Entonces se ha perdido esa tradición?

Se estaba perdiendo esa tradición, ahora poco a poco, se está recuperando. También es verdad que los que estamos en la huerta tenemos una conciencia más local, queremos trabajar nuestra tierra y queremos estar en contacto con ella y que, al mismo tiempo, sea nuestro sustento. Yo fui de los primeros que empezó con esto. Hace seis años esto se daba mucho menos. Empecé que sería octubre o noviembre y lo que había eran naranjas y limones. Me iba con una bolsa llena de naranjas y limones a las tiendas y lo que me decían era: "Tienes que ponerme el precio barato porque esto lo puedo comprar en Mercamurcia".

También fui educando mucho sobre lo que era el valor del pequeño agricultor que tiene una pequeña parcela pero le da un cariño especial y te saca unos productos que en otros sitios no te lo van a garantizar.

Cuando empecé como cocinero, con lo fácil que lo tenía para salir a mi huerto y coger lo que necesitara, quería comprar coles murcianas o habas pero venían de otros sitios y nadie me garantizaba esa calidad que daba mi huerta, así que arranqué con esto.

• ¿También haces visitas a la huerta?

Sí, hay muchos colegios que vienen aquí y les enseño la huerta. Les muestro lo que es una huerta pequeña y cómo haciendo mucha diversidad de productos nace una huerta excelente porque tenemos muchos recursos. Como las habas, que puedes ver ahí. Las habas no son solo las habas, está el haba normal, el haba michirón, el haba baby, la tabilla, puedes trabajar con las hojas, puedes trabajar con las flores y así, del mismo producto, puedes sacar infinidad de cosas y es un recurso que ofrecer a los restaurantes.

Cuando tú les das ese recurso a los cocineros, a ellos les nace la chispa de la creatividad. La idea es crear una sinergia con los cocineros porque yo vi muy claro que, trabajando con los mejores cocineros de murcia, íbamos a promover mucho el producto huertano, el producto de pequeño agricultor local. Que ahora se ha puesto de moda que te cagas pero cuando yo empecé hace seis años costaba mucho trabajo.

• Entonces, ¿ahora se valoran más los productos de pequeños agricultores? ¿Qué es necesario para tener éxito como pequeño agricultor?

Ahora mismo es como un orgasmo para el pequeño agricultor porque se está popularizando mucho. Aún así, hay que hacerlo bien, quiero decir, es verdad que uno investiga mucho, estudia, yo estudié administración de empresas y eso me ha valido para saber que, si quieres hacer algo, tienes que hacer una marca personal.

Tienes que preguntarte a ti mismo cómo quieres enfocar tú explotación agrícola, qué especialización puedes tener para que el producto te lo pidan a ti. Si tú defines un proyecto tuyo como personal y le das tu nombre y apellido para que lo puedan visitar y lo puedan ver es más comercial.

• ¿Se hace difícil funcionar como pequeño agricultor?

Como todo en esta vida, tienes que enfocarte en el proyecto. Si tú quieres ser un pequeño agricultor tienes que ver las bondades y defectos que puedes tener. Simplemente tienes que hacerte un proyecto, como si fuera un proyecto empresarial, partiendo de la base de que tú eres el representante máximo de un proyecto. Es tu cara la que vas a poner en el producto. Tu trabajo, tu pasión, tu talento, todo debes enfocarlo hacia el proyecto.

Si lo haces bien y buscas sinergias, puedes hacerte tu cestita de diez o doce productos, puedes crear un grupo de consumo asiduo en la ciudad que demande lo que vas produciendo y puedes tener restaurantes que te vayan pidiendo de lo que produces.

• ¿Tu actividad se vio perjudicada por la llegada del Covid?

Sí, totalmente. Mi negocio está enfocado a la restauración y la hostelería, perdí dos o tres campañas enteras. Para restaurar la huerta murciana vi necesario hacer sinergias con los restaurantes, especialmente con los que eran importantes en las redes para que promocionaran el producto. También me ha venido bien porque me ha permitido estudiar y desarrollar otros proyectos como los que estoy desarrollando en colegios con huertos escolares y demás cosas que estoy haciendo.

Me sirvió para plantearme tener un poco más de nicho para que, en caso de que volviera a pasar, no dependiese solamente de la hostelería.

• Además de proveer a restaurantes, también tenéis una web donde vendéis pimentón y tomillo. 

El buque insignia de El Huertanico ha sido la memoria de los sabores y los olores de las recetas que te preparaban de niño. No queríamos dejar que se perdiera esa memoria, por eso sacamos nuestra marca de pimentón tradicional. Hace dos años nos asociamos con un "gran" pequeño agricultor que estaba plantando ñora murciana y me busqué a alguien que me lo moliera con piedra como se hacía antiguamente buscando ese sabor antiguo que ahora se ha perdido. Ahora hay mucho marketing de pimentón pero van a ver quien se baja más los pantalones ofreciendo una mierda de calidad y trayéndolo de otros lados. Nuestro pimentón es 100% murciano, está desrabado y desbinzado, lo que significa que es la ñora murciana como en los tiempos de mi abuelo cuando el pimentón de Espinardo era tan famoso.

Esto mismo he hecho con la serie de hierbas aromáticas, es la memoria de los sabores. Antes, si querías el sabor del tomillo, o te ibas al monte y lo cogías tú mismo o era muy difícil tenerlo. Ahora, unos agricultores han hecho el esfuerzo de recuperar, trabajar e innovar con esas semillas para domesticarlas en el campo para poder recolectarlo ha dado sus frutos, como el tomillo.

Ese sabor y ese olor que tienes en la memoria no se queda perdido. Esa es la clase de cosas que intento hacer, recuperar los sabores que se estaban perdiendo o que se deformaron por intentar introducirlos en el mercado a bajo precio.

• ¿Hay suficiente apoyo de las administraciones a esta clase de cultivos?

En Murcia existe demanda. Lo que ocurre en Murcia es que somos muy gurruchos y, sobre todo, los que nos dirigen. No se enfocan en ayudar al pequeño agricultor, sabiendo que es una masa crítica que da de comer a la ciudad y, además, ayuda a la viabilidad de la zona. Da más oxígeno al estar todo plantado, paisajísticamente te puedes pasear por la huerta y hasta se le puede dar turismo.

Sí que podemos vivir perfectamente si las administraciones nos dan un poco de apoyo. Si tuviésemos zonas en los mercados para los agricultores podamos vender nuestro producto, que ya nos cuesta bastante sacarlo, ayudaríamos a la ciudad a ser más autosuficiente y, ahora mismo, no los tenemos.

Es una lucha que no tiene lugar en otros sitios como País Vasco o Cataluña, donde es una cosa normalizada que el agricultor tenga un espacio en una plaza de abastos o similar donde vender el producto que está sacando. En cambio aquí es muy difícil conseguir un puesto en el mercado porque están todos cogidos o, en la Plaza de Abastos, que hay un montón de sitios cerrados porque los tienen veinte años los mismos pero no los utilizan y los tienen llenos de cajas.

• Últimamente se ha popularizado el tener micro-huertos en casa y la creación de huertos urbanos en las ciudades. ¿Es posible para cualquiera tener su propio huerto?

Siempre en la huerta se ha compartido todo. Es un orgullo y un placer. Mira a mi tío de ochenta y cuatro años, que ahora viene aquí a almorzar con los colegas, coge sus habicas y se va. Lo mismo puede pasar con los huertos urbanos.

Tenemos en Murcia uno de los mejores climas del mundo, es como si tuviéramos varias primaveras a lo largo del año. Gracias a eso casi todo crece bien, puedes tener lechugas todo el año, apio todo el año... y, sobre todo, puedes tener los recursos que te gusten a ti. Puedes poner brotes de mostaza, brotes de mizuna, brotes de lechuga de las que coger las hojas. Con cuatro metros cuadrados en tu balcón puedes tener cebollas, cebollinos, ajos y un montón de cosas para ir comiendo a diario.

Sí que es verdad que no te va a dar toda la verdura que puedas consumir a lo largo de la semana pero sí que te permite hacerte una ensalada con lo que has cultivado en tu propio huerto. Eso hace que se ame mucho más lo que se tiene, si tú cuidas, tocas y valoras, cuando veas que en tu entorno se está recuperando la pequeña agricultura y que hay gente que trabaja en ello, vas a querer ayudarles y comprarles su producto.