La dermatitis atópica es una dolencia tradicionalmente asociada a niños pequeños. Se trata de una afección que actúa sobre la piel y que está relacionada con ciertos factores genéticos que favorecen la aparición de estas ‘lesiones’ que causan sequedad, erupciones y picor.
Sin embargo, la dermatitis también tiene presencia en adultos (se consideran tal a los mayores de 12 años), y en muchas ocasiones está asociada a lo que se llama dermatitis por estrés, aunque esta sea una descripción que no resulte del todo correcta, según explican los sanitarios especializados del blog Tu Equilibrio y Bienestar.
Qué es la dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una enfermedad que puede afectar hasta a un 10 por ciento de los adultos de las poblaciones contemporáneas. En muchos casos, se trata de adultos que arrastran la dolencia desde la infancia, aunque cada vez son más los factores que hacen posible la aparición de esta dolencia por primera vez en edad adulta.
Esto es debido, señalan los expertos, a ciertos desencadenantes o agravantes que están muy presentes en el día a día, y en los que el estrés puede tomar un especial protagonismo.
La alimentación, sobre todo de alimentos lácteos, trigo o huevos, está identificada como uno de los detonantes más habituales de este tipo de brotes. Sin embargo, no siempre actúan negativamente contra las personas que tienen dermatitis por estrés.
El uso de fibras sintéticas o algodón, los productos químicos con los que se lava la ropa o los jabones que se usan en la higiene, la temperatura y la humedad son otras variables que pueden contribuir a la aparición de estas molestas heridas en la piel.
¿Entonces por qué se llama dermatitis por estrés?
Dentro de la literatura médica se comienza a utilizar el nombre de dermatitis por estrés para identificar a la dermatitis atópica en adultos. ¿Por qué es esto así?
Está demostrado que el estrés produce cambios notables en el organismo: el ritmo de vida, problemas puntuales, traumas o situaciones sociosanitarias como la que estamos viviendo pueden generar una sensación de ansiedad y preocupaciones tales que el cuerpo reacciona de distintas maneras.
Una de ellas es la dermatitis por estrés. En este caso, se debe entender que la ansiedad actúa mermando el sistema inmune y el organismo se siente más vulnerable ante los detonantes de la dermatitis atópica.
Para entender por qué ocurre, hay que pensar en una reacción alérgica: es otra forma de respuesta desproporcionada del cuerpo a elementos externos motivada por el estrés y la ansiedad.
A partir de aquí, comienza un proceso circular en el que el paciente sufre estrés, aparecen las lesiones y estas causan mayor ansiedad. Un círculo vicioso que agrava la situación causada por la dermatitis, que bien se puede llamar dermatitis por estrés.
No todo es dermatitis por estrés
Evidentemente, la dermatitis por estrés o dermatitis atópica no es la única que puede causar desajustes y problemas en la piel de las personas. Existen otras dolencias como la dermatitis seborreica o las lesiones que se pueden producir en la piel por alergias.
Estas últimas son muy habituales y surgen cuando se roza la piel con algo que genera alergia: bisutería, ciertas plantas, etc.
La principal solución a la dermatitis por estrés
Conocer las diferentes dermatitis y los detonantes de la dermatitis atópica o dermatitis por estrés son los primeros pasos para poner solución a la dolencia.
Más allá de ello, es importante que los médicos especialistas ayuden al paciente a controlar esos elementos externos (alimentación, ambiente, ansiedad) que agravan su situación y producen más heridas en la piel. El objetivo es que se viva en el mayor equilibrio posible y las apariciones de heridas sean muy esporádicas o casi inexistentes.