Pero la fe y la convicción de lucha de Shellie y Greg, pudo más, tuvieron a las hermosas Allison y Amelia, que nacieron unidas por sus intestinos, y 8 meses después del nacimiento, fueron sometidas a una intervención quirúrgica para separarlas, la cual resultó en un rotundo éxito.
Unos padres que no se dieron por vencidos a la primera, cuando les indicaron que el aborto era inminente, unas bebes luchadoras que se aferraron a la vida, y un equipo de 40 médicos altamente calificados y sobretodo con una enorme calidad humana, hicieron posible este milagro.
“Es la emoción más grande de la vida” comenta la feliz madre.
Tenemos mucho que aprender de Shellie y Greg, el don de la vida es algo por el que tenemos que agradecer cada día que pasemos sobre la tierra. Vuelve a leer, aprecia la belleza de esta historia y compártela en tus redes sociales, para que tus amigos, renueven su convicción y respeto por la vida.