Desde Algezares al mundo. Javier Mármol tenía claro que su vida iba a estar vinculada de una forma u otra al diseño de moda y que ese sería su legado a este mundo. Su carrera profesional estaba escrita antes de que él la pensara. Simplemente puso esfuerzo, trabajo, ilusión y dejó que las cosas sucedieran. Se dejó llevar por el destino que, casualmente, le guió hasta su sueño, siendo ahora uno de los diseñadores murcianos con más proyección.
Este diseñador ha ido superando fases en su búsqueda continua de la belleza hasta llegar a donde él quería: crear un propio atelier y punto de venta físico para mostrar, de “Murcia al mundo”, sus creaciones.
Un camino en el que de forma autodidacta ha ido creando su estilo elegante, atemporal a pesar de las tendencias y que le ha llevado a Murcia, ciudad en la que comparte su talento y creatividad con todos nosotros.
Desde su paso por la Facultad de Bellas Artes, los talleres de corte y confección y la formación en el mundo del estilismo y la cosmética, este diseñador murciano ha estado siempre arropado por su familia y amigos. Una pieza clave que le ha acompañado en todas sus etapas vitales.
Tras su primer desfile a los 16 años hasta hoy, donde su tienda acaba de abrir las puertas en la céntrica calle González Adalid de Murcia, sigue contando con clientas que le apoyaron desde el principio.
Emotivo, creativo, elegante, generoso, con un respeto absoluto por el buen gusto y la buena educación, Javier Mármol encara su nuevo reto profesional con ilusión y con la búsqueda constante de la excelencia en su trabajo.
Entre telas de distintos colores y diversas texturas, en un espacio amplio, creativo, ordenado y mimadamente dispuesto, Mármol abre las puertas a Murcia Noticias para hacer un recorrido sobre su vida profesional.
- ¿Cómo llegas al mundo de la moda y el diseño?
No tengo uso de razón sin dibujar bocetos. Desde que era pequeño me fijaba en la ropa de la gente, en la de mi tía, de mi abuela,... y siempre me pillaban con un papel y un lápiz dibujando. En el colegio siempre me fijaba en las profesoras y me quedaba embobado por las mañana estudiando la ropa que llevaban.
Un día le puse nombre a lo que quería ser: diseñador. No sabía ni que esa profesión existía, y fue mientras estaba leyendo la revista ¡Hola! cuando me fijé en que había un desfile en la Plaza de España de Roma de Versace. Ahí me quedé impactado, y fue donde le pude poner nombre a lo que quería ser y decir ‘yo quiero ser diseñador’, es algo 100% vocacional.
Mi abuela bajaba todas las semanas de Algezares a Murcia de compras, y yo me bajaba con ella. Me encantaba ver las tiendas, hablar de moda y ver cómo se arreglaban. Tengo una obsesión, un síndrome porque estoy buscando continuamente la belleza.
De hecho, al abrir la tienda se acerca un sacerdote y me dice ‘puedo hacer una foto de la tienda’. Y me dijo una frase que me impactó: ‘la belleza nos lleva a Dios’. Y yo creo que la belleza me ha llevado a los mejores momentos de mi vida, y coger verdaderos cabreos por cómo las cosas no las hacemos más bellas.
- ¿Cómo se materializa ese sueño de ser diseñador?
Termino el instituto y hago el bachiller específico de Arte en Floridablanca. Y ahí empecé a oír a hablar de escuelas de diseño y tras esto fue cuando apareció una profesora en la carrera que me dijo ‘hay muchos perfiles dentro de la escuela de Bellas Artes’ y me animó a hacer una formación paralela de corte y patronaje para comprender mejor el diseño de moda.
Tengo claro que mi carrera ha sido una carrera de fondo, muy autodidacta, muy vocacional, y que he podido poco a poco desarrollarla.
- ¿Cuándo fue tu primer desfile?
Fue un comienzo muy temprano, a los 17 años. Decidí presentar mi primera colección sin ningún tipo de experiencia, y conseguí el apoyo de la gente de mi familia y de mi pueblo, y de una persona que dijo ‘adelante’.
Cogí a todas las mujeres de Algezares que sabían coser y me ayudaron muchísimo, no hay ninguna modista en mi pueblo que no me haya ayudado a coser mis diseños. La gente me ha ayudado muchísimo desde el principio.
Esa colección, se presentó en un desfile en una gala de Miss Murcia en Caravaca frente a mil personas, y recibí encargos con 17 años, con clientas que a día de hoy sigo manteniendo.
- ¿Cómo llegas a ser el diseñador que eres ahora?
Pasan los años, te haces mayor y evolucionas. Yo siempre he sido muy impaciente, inquieto y ahora estoy en el camino de conseguir la paciencia. Intento pausar las cosas, maduro más los proyectos porque al final las cosas llegan en su momento, cuando tienen que llegar.
Fui a vivir a Madrid, a Barcelona, a Andalucía, y a trabajar en otros sectores como el de la cosmética, donde aprendí muchísimo, siempre en todo lo relacionado con esa búsqueda de la belleza. Un día en Barcelona me levanto y digo: mi vida tiene que cambiar.
Me voy a Murcia, vuelvo y le digo antes de volver de verdad a mi hermano, a mi cuñada y a una amiga que tengo que estar al 100% y que tengo que reinventarme. Así que decidimos hacer un viaje que para mí fue revelador. Fuimos a Marrakech y en la tumba del diseñador de moda Yves Saint-Laurent, en el jardín Majorelle, abrí los ojos y decidí volver a diseñar. Rodeado de tanta belleza lo vi claro: este es mi camino.
- ¿Cómo cambió esta revelación?
No tenía una estructura, ni un punto de venta, no tenía nada. Hacía pequeñas colecciones pero no estaba al 100% ni con los diseños ni con la marca. Así que empecé la casa por el tejado, volví de Marruecos y en el avión empecé a coger notas.
Organicé un desfile a tres meses vista con el Real Casino de Murcia hace ya unos 7 años y presenté mi colección ‘Cápsula’ en una cena benéfica con más de 200 personas y hasta el día de hoy. No he parado.
Tuve la oportunidad que el Ayuntamiento de Murcia me escogiera para hacer un desfile de ‘Bienvenida la Primavera’ en la Glorieta de España, he llevado la moda huertana a distintas personalidades, la plaza de mi pueblo la convertimos en un hotel, he trabajado con Lexus España siendo el primer diseñador de moda de su concurso "Lexus Ux Art Car” y siendo el finalista, vistiendo así uno de sus coches con un bordado huertano,... y todo esto fue llegando poco a poco.
He mostrado mis diseños en lugares únicos como la playa de los alemanes del Mar Menor, en el Santuario de la Fuensanta, he diseñado colecciones para Pequeña Moma, he vestido a Beatriz D'Orleans o a Carmen Lomana,... En definitiva, miro para atrás y me sorprendo al recordar todos estos logros.
- ¿Y llega en este momento la apertura de tu tienda?
15 días antes de la llegada de la pandemia empiezo a crear la tienda, montamos el estudio en la calle González Adalid de Murcia y llegó el confinamiento. Pensé que era el final y decidí que era el momento de volver a reinventarme, pero con calma. Tenía que pagar facturas de alquiler, de tejidos, pero no pasaba nada, tenía mucha paz porque sabía que me iba a reinventar para sacar mi proyecto, mi sueño.
Tuve la suerte, una vez más, de que mis clientes y mi gente siguió apoyándome y tras la pandemia volví, nos compraban ropa, encargos de forma pausada, pero no paró, lo que nos permitió continuar con el proyecto.
Un día, en medio de todo esto, decidí presentar mi colección en Madrid. Ahí no había encontrado la calma aún (ríe).
Me pongo en contacto con el hotel Only YOU en la calle Barquillo, en un referente para mi en arquitectura en moda y realicé un showroom privado en una suite de este hotel y vendí toda mi colección a clientas que no me conocían. Para mi eso fue un subidón de adrenalina, un punto de inflexión que me hizo saber que iba en la dirección correcta.
Desde hace 3 años vendí mis colecciones en un showroom cerca de la puerta de Alcalá de Madrid en un local de una arquitecta y diseñadora de interiores y fue el primer contacto de tener un pie de calle. Siempre se me había quedado en el tintero, el tener mi colección expuesta en una tienda.
Por eso, puedo decir que este año he hecho el sueño de mi vida realidad: tener mi primer punto de venta en la ciudad de mi vida, en la ciudad Murcia, la ciudad en la que siempre me he imaginado vendiendo tras un escaparate que pusiera Javier Mármol, en la calle que -paradigmas de la vida- anteriormente era la calle Algezares. La vida siempre me ha llevado a mi origen que es de donde nace la inspiración de mis colecciones. Ahí encontré la calma.
- Abres entonces desde hace pocas semanas las puertas de ese sueño…
Sí, el dejarme llevar me llevó a la calma, con la gente con la que no te esperas y en el momento que no te esperas. Yo tuve una pérdida muy importante en mi vida, de una amiga que se fue muy pronto, se marchó hace cuatro años y yo no pude hacer un duelo.
Cuando se fue, antes de la pandemia, empecé con un showroom y en realidad, hace un año empecé a hacer mi duelo, y entré en un momento de oscuridad de mi vida. En Navidad, tras dejar esa etapa más oscura, no me imaginaba que podría estar hoy aquí con la tienda nueva. Todas las personas tienen una historia, detrás de cada tienda, de cada restaurante, de cada puerta hay una historia que no podemos juzgar. Cada uno hace las cosas como puede para vivir y sobrevivir.
He tenido la suerte de tener a mi familia y a mis amigos a que me han ayudado siempre, mi hermano Pepe que es un florista magnífico me ha ayudado a crear el escaparate de mis sueños, mi hermana con toda la gestión financiera, mis padres,... para mi es un lujo contar con ellos.
- ¿Qué esperas ahora tras lograr tu sueño?
Espero que sea un recorrido largo. Sigo teniendo sueños, metas, objetivos, pero mi vida es tranquila, es igual de importante venderle a una señora de Murcia que venderle a una señora de la Quinta Avenida de Nueva York.
Le he venido a gente que jamás pensé ni imaginé que iba a vestir, de actrices, modelos, a directivas.
- ¿Qué es lo más importante para ti?
Para mi lo más importante de mis prendas son las telas. Un diseño no se convierte en realidad hasta que no veo la tela, y veo cómo la tela acaricia la piel, a raíz de eso la prenda empieza a tener vida.
Me encantaría conseguir que mi ropa sea una ropa que pase de generaciones, de una generación a otra, que sea una prenda que no te quieras deshacer de ella, a pesar de las tendencias y de que el uso es algo que no es para siempre.
Me gustan las líneas limpias, depuradas, con toques especiales, que te haga sentir especial cada vez que te lo pones, para mi ese es mi objetivo en este mundo al que me dedico. No persigo las tendencias pero vamos adaptando cosas, pero con una línea muy limpia.
Siempre he trabajado la economía circular y busco proveedores locales, productos de cercanía, modistas y proveedores de la Región, algo que pone en valor la marca. Además, estamos en una Región donde hay mucho talento, con gente muy preparada y formada que trabajamos y que desde Murcia tenemos un escaparate para el mundo.
Además, para mi es muy importante ser respetuoso con el planeta, controlar el impacto con la huella de carbono, nos hemos concienciado mucho con este tema. Si producimos y consumimos cosas de cercanía es mejor para todos.
- ¿Cuál es el concepto de tu tienda?
La tienda es una tienda abierta, donde puedes encontrar desde la camisa blanca para todos los días, que te la puedes poner con una falda de fiesta para un evento más especial.
Está continuamente evolucionando la colección, la colección va llegando, se va produciendo semana a semana, con muy pocas cantidades, el patrón lo vamos desarrollando en otros tejidos, en otras caídas, en otras texturas donde encuentras cada semana cosas nuevas.
Además de la tienda, escogemos trabajos muy seleccionados, hechos a medida, para un día especial para la persona, pero es muy importante que conecte con esa persona -sin imponer nada- pero con el sello de la marca. No hacemos réplicas, no somos un taller de modistas, sino que queremos dar nuestro toque al vestir a una persona, sabiendo conectar con la persona y con los valores de la marca.
Es el concepto que siempre había querido, cada semana te apetecerá pasar para descubrir algo nuevo. El escaparate es mi medio para comunicarme a la ciudad, cómo veo la moda, la estética, la belleza.
Mi referentes es el siguiente: tomarme un café en cualquier lugar del mundo y ver a las mujeres pasar. Siempre me levanto con un objetivo de superación, tanto para mi como para la clienta.
Mi legado es ayudar a la gente a verse mejor, para salir de una mala situación, de una depresión,... algo tan externo y tan vanidoso como es la ropa a veces ayuda a mejorar. La ropa es una forma de expresión y un estado de ánimo que muchas veces nos lleva a la belleza que no tiene un canon, sino que es muy amplia. La belleza es belleza.